martes, 13 de julio de 2010

de un oficio a otro

Algunas veces me pongo a pensar sobre el arte de contar historias como un oficio y me aparecen algunas preguntas. Entonces me pongo a ver otros oficios para encontrar respuestas, quizás porque es mas fácil ver las cosas desde fuera o tal vez porque no encuentro las respuestas en el propio oficio.
Espiando otros oficios me doy cuenta que en general el aspirante a convertirse en una persona formada empieza como aprendiz, al lado de alguien experimentado y aprende poco a poco las destrezas que finalmente le permitirán desarrollar la tarea con absoluto conocimiento del tema.
Los carpinteros primero aprenden a elegir la herramienta adecuada y utilizarla con destreza para trabajar la madera y un día, después de cierto tiempo, hacen un taburete o una estantería o una mesa y luego van poco a poco adentrándose en la construcción de objetos mas complejos.
Por otro lado todos los carpinteros tienen en común que trabajan con madera y si uno quiere una mesa de hierro no se la pide a un carpintero sino a un herrero.
Si un día, por esas cosas de la vida, una persona cualquiera después de ver un programa de bricolaje en el que enseñan a hacer una estantería decide hacer una para su casa (parece tan fácil que es inevitable la tentación) lo primero que hace es entrar en la pagina web del programa para ver que cosas necesita. Con el plano de las maderas se va a una de estas grandes superficies que tienen de todo y compra la madera adecuada según las indicaciones, la cola, las puntas... todos los ingredientes necesario para hacer dicha estantería.
Cuando llega a su casa, con el entusiasmo propio de lo nuevo, decide ponerse manos a la obra, pero olvidó un detalle... en su casa no tiene herramientas. Si compra todas las herramientas necesarias la estantería le sale cuatro veces mas cara que cualquier estantería ya hecha. Es ese el momento donde el carpintero aficionado descubre que hacer una estantería es una tarea que parece sencilla pero no lo es tanto, que hay que tener y saber manejar esas herramientas y que la persona que conduce el programa no es un siempre señor que un día hizo una estantería, ni una ama de casa que en sus ratos libres se dedica a hacer cositas para que su casa sea funcional y quede bonita.
Muchas veces cuando acabamos una sesión de cuentos para público familiar, alguien se nos acerca y nos dice - "yo le cuento cuentos a mis niños en casa y les encanta ¿cómo puedo hacer para contar en la bibliotecas?"
Yo, que no soy de desanimar a la gente así porque sí, comento - "yo hago una tarta de zanahorias muy rica, que mis familiares y amigos saborean y les encanta ¿cómo puedo hacer para abrir una pastelería?"
La persona en cuestión se me queda mirando y en algunos casos hasta sonríe.
Yo me voy del lugar de la sesión pensando que hice un buen trabajo, porque al público le pareció tan sencilla la tarea que piensa que cualquiera puede construir la mesa, las sillas, preparar la tarta y compartir una buena merienda con el público.
Bon apettit

2 comentarios:

Carmen Ibarlucea dijo...

La pregunta que me asalta a mi es: ¿donde y cuando comienza uno a aprender?

En realidad mi pregunta recurrente es... ¿no soy siempre una mamá contando cuentos que lleva 8 años jugando a ser narradora?

Contar sencillo, escribir sencillo, dibujar sencillo...¡qué dificil!

José Campanari dijo...

creo que el aprendizaje es permanente y nos empezamos a preparar antes incluso de saber que nos estamos preparando. el tema generalmente es descubrir para que me estoy preparando, cual es el camino por el que andar y una vez descubierto empezar a recorrerlo, reconociendo que la topografía no siempre es amable y que para salvar los obstáculos hay que seguir aprendiendo siempre.
lo más complejo de todo lo que hacemos es lograr hacerlo con sencillez
besos guapa